Las infinitesimales partículas del azar
siempre me corren en la dirección contraria.
siempre me corren en la dirección contraria.
Por eso,
para cada aproximación al éxito,
para cada pequeño logro,
para cada efímera satisfacción que he conseguido en esta vida
me he tenido que romper el orto.
Antes me quejaba.
Ahora no me quejo más:
sé que conmigo funciona así.
3 comentarios:
será que el azar no tiene nada que ver con el éxito :-)
será que el azar no tiene nada que ver con el éxito...
Maybe, my dear
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